Hasta ahora estábamos acostumbrados a encontrar trabajo repartiendo currículos y esperando a que se presente la oportunidad para realizar una entrevista de trabajo.
Entonces llega el momento más tenso del proceso, porque sabes que la primera impresión cuenta bastante.
Sin duda no es lo más importante, pero sí proporciona una información que, de entrada, marcará el inicio y el devenir en toda relación, para bien o para mal.
El apretón de manos, la postura al sentarse, la ropa que ponerse, el lenguaje corporal o saber controlar los nervios son lo que nos ocupa la mente muchas veces a la hora de entrevistarse con selectores de personal.
Entonces es importante ir con seguridad, con la convicción de que siendo tú mismo pasarás la prueba.
Darse cuenta que los nervios son un pez que se muerde la cola; cuanto más te obsesionas con no cometer errores, más cohibido y menos natural te comportas, y con esa actitud terminarás por dar una impresión menos positiva.
Pero existe una ayuda para dilapidar los nervios en esas situaciones.
Consiste en premeditar y anticipar esa primera impresión a través de una carta de presentación, para que de esta manera, llegado el momento de la entrevista puedas adoptar una actitud más segura.
Este recurso toma un mayor valor en los días en que vivimos, donde parece que la relación laboral comienza a ser cada vez menos presencial debido al distanciamiento social.
En muchos casos los empleos ya ni se consiguen a través de entrevistas siquiera…
Por esto desde el equipo de TusRedactores.com queremos darte algún consejo a la hora de utilizar este recurso.
Cómo redactar tu carta de presentación
Realmente no existe una fórmula mágica o una clave para hacerlo correctamente, este complemento consiste en una manera de hacer valer las cualidades que no constan en el currículum.
Debes verlo como una oportunidad de plasmar tu actitud.
Tu experiencia académica y laboral ya están siendo reflejadas en tu CV, así que en esos puntos no tienes por qué profundizar más.
El conocimiento y la experiencia son parte de la valía de una persona, además de constituir más bien un requisito mínimo para el puesto al que optas.
Es decir, llegado a este punto no puedes cambiar estos aspectos, y debes tener en cuenta que ambos serán de similar valía a los de otros candidatos. Por tanto no debes competir ya en estos campos.
El conocimiento y la experiencia son factores importantes a la hora de calcular tu valía, pero un factor más potencial es la actitud.
Es por eso que conviene redactar tu carta de presentación hablando de tus cualidades personales, de tus ganas de aprender, lo que significa para ti poder tener un trabajo como este al que estás optando, y por qué consideras que serías bueno para el puesto, es decir, qué puedes aportar tú a la empresa.
Conviene también imaginar un buen ambiente a la hora de redactar, definiendo así el lenguaje que se utiliza para contextualizarlo.
Por ejemplo a mi me ayuda imaginar que lo que escribo, es lo que estoy dialogando en una entrevista.
Cómo estructurar tu carta de presentación
Lo primero que debes tener en cuenta es que el receptor de esta carta va a ser una persona. Como tú.
No se trata de un burofax ni de un Modelo del Estado a cumplimentar.
Por eso es importante realizar una redacción sencilla y cercana, poniéndote en el lugar del lector e intentando expresar tus ideas de manera libre pero fácilmente comprensible.
Empezando siempre por el saludo y la presentación, dejando claro que estás interesado en el trabajo y por qué.
También puedes hablar de las cualidades que consideras en ti que puedan aportar algo positivo al equipo.
Conviene mostrar interés a través de la búsqueda de información acerca de la empresa y sus actividades.
Esta herramienta es muy personal, así que hazla a tu gusto.
Pero todo ello debe ir redactado de manera que resulte agradable: nada de escribir todo en bloque, separa bien los párrafos en función de lo que quieras contar.
Respeta la respiración del lector utilizando puntualizaciones ( “puntos”, “comas”, “dos puntos”…).
Por favor, no utilices plantillas sacadas de internet, sería como ir a un restaurante y que te sirvan una pizza de supermercado (con el debido respeto a este producto).
Redactar una carta de presentación puede marcar la diferencia
Hacer bien una carta de presentación puede ser un verdadero arte.
No es un recurso que utilice todo el mundo, por eso se trata de una oportunidad de destacar y hacerse notar.
Los empleadores son conscientes de ello y dan mucho valor al hecho de que un candidato se presente por escrito.
Normalmente significa puntos extra. Pero hay que tener en cuenta un último aspecto, y es que, al igual que pasa en las entrevistas personales, la estética y el lenguaje corporal transmiten información sobre ti.
En este caso la estética pasa por una buena redacción, atractiva y ligera, apetecible de leer; mientras que el lenguaje corporal pasa a ser puramente lenguaje, escrito, dando relevancia a la ortografía y la sintaxis.
Las emociones en una carta de presentación
Por último te contaré que en mi vida laboral me ha abierto más puertas mostrar una buena actitud y ganas de aprender, que llenando mucho mi currículum de títulos.
Por supuesto que es importante la formación, pero no debes olvidar que en este juego de rol que es la vida, se trata de personas contratando a personas, y ello conlleva emociones, las cuales son cruciales a la hora de tomar decisiones, para todos nosotros.
De esta forma, hoy soy redactor para TusRedactores.com tras destacar por encima de otros candidatos con currículos espectaculares y con los que, a mis 28 años, jamás podría competir.
Gracias a John Dela y el equipo de trabajo, quienes me dieron la oportunidad, su confianza y consejos para mejorar.
Te deseo mucha fuerza en la búsqueda de un empleo en estos tiempos de dificultad sanitaria y económica.
No te dejes llevar por el desánimo, porque una mentalidad positiva es la única capaz de encontrar oportunidades donde otros ven problemas.